Comenzamos de alguna manera a crecer. Como elefantes, lento pero seguro. Así es como RadioBemba, gracias a la gente de la revista La Negra, logra tener acceso como prensa al recital de Los Cafres en la ciudad de Escobar el 9 de Noviembre, en el Club Sportivo. Aquí una breve crónica:
Faltando poco más de una hora para las 21 hs. nos acercamos con muchas expectativas al Club Sportivo para acreditarnos e ingresar al evento reggero del fin de semana en la zona. La noche pintaba fría, pero ya mucha gente comenzaba a agolparse en las puertas del lugar, ordenada pero inquieta, y con ganas de vivir una fiesta. Puntuales fueron en abrir las puertas de acceso, cacheo de por medio, e ingresamos. Adelante. Siempre adelante, a vivir el calor de la masa agolpada cerca del escenario, como si allí se atrapara la música más fuerte. Cosa rara, pero siempre pensamos que es un privilegio el estar ahí, cerca de donde se emanan las notas musicales. Y ahí es donde nos acomodamos.
La espera fue algo larga, y la muchachada comenzaba a inquietarse. Pasadas ya las 22:15 Los Cafres entran en escena y ahí todo se transforma. Bastaron sólo cuatro acordes para saber que la noche iba a ser por demás interesante con semejante banda ahí arriba. Estábamos frente a una de las mejores bandas del reggae latinoamericano, un grupo con historia y escenarios encima, que ya sacó chapa de grande hace rato, que juega en primera con exquisita sencillez y efectividad.
Atrapan desde la primera canción, sin más artilugios que muy buena música echa por una banda compacta, que suena de puta madre en todo momento, con la humildad de los grandes al momento de conectarse con la gente en un feedback muy fluido.
Los temas son disparados uno tras otro y la gente que se contaba de a cientos los disfruta y corea al pie de la letra. El baile no cesa nunca. ¡Nunca!
La buena vibra estuvo más que presente. Fue una noche de pleno disfrute.
Cerca de dos horas de reggae nos regalaron Los Cafres con total entrega en el escenario, saliendo dos veces a hacer unos bises para la gente que pedía más y no se movía de sus lugares
Lo mejor: el privilegio del que gozaron los presente de escuchar por primera vez dos temas que nunca habían tocado en vivo (entre ellos, El Loco)
Lo más flojo: algunos compadres que les cuesta entender que el reggae es respeto, siempre respeto, y que se lanzaban a hacer un pogo desenfrenado que hasta hubiera sido exagerado en un recital de Los Violadores en el Parakultural allá lejos en los ´80, lastimando y sacando de clima a gran parte del público presente que estaba en sintonía con la vibra que bajaba del escenario. El goce y el disfrute libre están buenos y no es nuestro espíritu ser ni paternalistas ni cortamambos, pero debemos aprender a respetar a los hermanos que están a nuestro lado. La fiesta es de todos muchachos, y no se trata de ver quien esta mas zarpado ni de querer ser más protagonista que los propios artistas que están regalándonos su arte desde un escenario
Destacado: la organización, que se porto de primera con la gente. Desde el cacheo ágil y efectivo, con el plus poco frecuente del buen trato dispensado hacia las personas que estaban haciendo la cola con su ticket.
Los Cafres, como siempre, no defraudaron. Es más, a algún desprevenido que fue en “salida exploratoria” a ver que pasaba, seguramente le han robado el corazón.
Gracias a Martín de la revista La Negra por facilitar las acreditaciones al show.
Faltando poco más de una hora para las 21 hs. nos acercamos con muchas expectativas al Club Sportivo para acreditarnos e ingresar al evento reggero del fin de semana en la zona. La noche pintaba fría, pero ya mucha gente comenzaba a agolparse en las puertas del lugar, ordenada pero inquieta, y con ganas de vivir una fiesta. Puntuales fueron en abrir las puertas de acceso, cacheo de por medio, e ingresamos. Adelante. Siempre adelante, a vivir el calor de la masa agolpada cerca del escenario, como si allí se atrapara la música más fuerte. Cosa rara, pero siempre pensamos que es un privilegio el estar ahí, cerca de donde se emanan las notas musicales. Y ahí es donde nos acomodamos.
La espera fue algo larga, y la muchachada comenzaba a inquietarse. Pasadas ya las 22:15 Los Cafres entran en escena y ahí todo se transforma. Bastaron sólo cuatro acordes para saber que la noche iba a ser por demás interesante con semejante banda ahí arriba. Estábamos frente a una de las mejores bandas del reggae latinoamericano, un grupo con historia y escenarios encima, que ya sacó chapa de grande hace rato, que juega en primera con exquisita sencillez y efectividad.
Atrapan desde la primera canción, sin más artilugios que muy buena música echa por una banda compacta, que suena de puta madre en todo momento, con la humildad de los grandes al momento de conectarse con la gente en un feedback muy fluido.
Los temas son disparados uno tras otro y la gente que se contaba de a cientos los disfruta y corea al pie de la letra. El baile no cesa nunca. ¡Nunca!
La buena vibra estuvo más que presente. Fue una noche de pleno disfrute.
Cerca de dos horas de reggae nos regalaron Los Cafres con total entrega en el escenario, saliendo dos veces a hacer unos bises para la gente que pedía más y no se movía de sus lugares
Lo mejor: el privilegio del que gozaron los presente de escuchar por primera vez dos temas que nunca habían tocado en vivo (entre ellos, El Loco)
Lo más flojo: algunos compadres que les cuesta entender que el reggae es respeto, siempre respeto, y que se lanzaban a hacer un pogo desenfrenado que hasta hubiera sido exagerado en un recital de Los Violadores en el Parakultural allá lejos en los ´80, lastimando y sacando de clima a gran parte del público presente que estaba en sintonía con la vibra que bajaba del escenario. El goce y el disfrute libre están buenos y no es nuestro espíritu ser ni paternalistas ni cortamambos, pero debemos aprender a respetar a los hermanos que están a nuestro lado. La fiesta es de todos muchachos, y no se trata de ver quien esta mas zarpado ni de querer ser más protagonista que los propios artistas que están regalándonos su arte desde un escenario
Destacado: la organización, que se porto de primera con la gente. Desde el cacheo ágil y efectivo, con el plus poco frecuente del buen trato dispensado hacia las personas que estaban haciendo la cola con su ticket.
Los Cafres, como siempre, no defraudaron. Es más, a algún desprevenido que fue en “salida exploratoria” a ver que pasaba, seguramente le han robado el corazón.
Gracias a Martín de la revista La Negra por facilitar las acreditaciones al show.
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